3 principales diferencias entre sensibilidad y alergia alimentaria

Actualmente es muy frecuente que escuchemos términos como “alérgico” e “intolerante” y es que se utilizan de forma indistinta, habitualmente es algo irracional, ya que no cuentan con un diagnóstico hecho por los profesionales indicados y este padecimiento solo es el resultado de un autodiagnóstico que es realizado al hacer una rápida búsqueda en internet. Es fácil confundir el tipo de reacción adversa a los alimentos que se presenta, por lo que a continuación se hablará ampliamente sobre estas y las diferencias que poseen.

¿Qué es alergia alimentaria?

Una alergia alimentaria causa una reacción debido al contacto con un alérgeno que el cuerpo reconoce como anormal desencadenando una respuesta anormal de la mucosa del sistema inmunitario contra este antígeno o alérgeno ingerido por vía oral. Los síntomas incluyen picazón dentro de la boca, garganta u orejas, erupciones en la piel, calambres, hinchazón de la cara y vómitos; además, puede ocurrir una reacción alérgica severa conocida como anafilaxis, que requiere de atención médica de emergencia, y puede ser potencialmente mortal al ser posible el presentar un shock anafiláctico en donde la presión sanguínea cae y ocurre una hinchazón en tejidos bronquiales que provoca una asfixia y pérdida del conocimiento (Kirchhofer Cañellas, 2019). Las reacciones alérgicas están mediadas por inmunoglobulinas de tipo E (IgE) al estar en contacto con alimentos hacia los que generamos una sensibilidad se genera una liberación de histamina, es una sustancia que es liberada por torrente sanguíneo con el propósito de iniciar la inflamación y dilatar los pequeños vasos sanguíneos en el lugar donde se encuentra una sustancia extraña, y de otros mediadores inflamatorios (Kirchhofer Cañellas, 2019).

Alergias alimentarias más comunes

Kirchhofer Cañellas (2019) recopiló las alergias alimentarias más comunes según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y AECOSAN (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición).

  • Alergia al huevo: en la clara del huevo se encuentran las proteínas ovoalbúmina y el ovomucoide, las cuales son responsables de provocar una reacción alérgica. Es más común en niños.

  • Alergia a los frutos secos: particularmente los cacahuates y almendras tienden a causar un shock anafiláctico o síntomas leves como náuseas, dolor de cabeza e inflamación bucal. En ocasiones no es necesario consumirlas, ya que con un ligero contacto en la piel se puede producir una reacción alérgica.

  • Alergia al pescado y mariscos: el pescado contiene proteínas musculares responsables de la aparición de una reacción alérgica, la proteína responsable del 95% de las reacciones alérgicas es la parvabúlmina. En el caso de los mariscos, estos contienen proteínas que pertenecen a la familia de las tropomiosinas, las cuales son altamente estables durante la cocción, por lo que tanto la carne como el agua donde fue cocinada tiene propiedades alergénicas. Suele presentarse con mayor frecuencia en adultos.

  • Alergia a leche de vaca: puede producir síntomas cutáneos y digestivos (diarrea y vómito), debido a que la leche contiene las proteínas caseína, lactoglobulina y lactoalbúmina; es más común en niños.

¿Qué es sensibilidad alimentaria?

Una sensibilidad alimentaria es una respuesta del sistema inmune innato, encargado de responder primero contra una sustancia extraña o dañina, que provoca síntomas más leves que los de una alergia, como dolor en articulaciones, dolor de cabeza, confusión mental, cansancio, alteraciones del sueño, etc.; además, por supuesto, se presentan síntomas digestivos. Estudios han relacionado reacciones de sensibilidad alimentaria mediadas por inmunoglobulinas G subtipo 4 (IgG4) (van de Veen & Akdis, 2016). No existen marcadores biológicos claros para identificar el padecimiento de este tipo de reacción adversa a los alimentos, aunado a la similitud de los síntomas con los que se presentan en enfermedades gastrointestinales y alergias; ocasiona que no pueda ser diagnosticada de inmediato (Reig-Otero et al., 2017).

Los estudios que permiten evaluar si somos uno de los afectados por una sensibilidad alimentaria son realizados mediante una muestra de sangre en la que se cuantifican los niveles de la inmunoglobulina G subclase 4 (IgG4) (Lavine, 2012). El tratamiento más habitual consiste en eliminar de la dieta los alimentos a los que presentamos sensibilidad.

Sensibilidades alimentarias más comunes

  • Sensibilidad al gluten no celíaca: el gluten es la fracción proteica rica en prolina contenida en los cereales, no es soluble en agua. Se presentan síntomas como dolor abdominal y gases, seguido diarrea y estreñimiento. Sin embargo, otras proteínas del trigo se han visto implicadas en el desarrollo de este padecimiento, estos son los inhibidores de la amilasa y la tripsina al activar la respuesta del sistema inmune innato. Además, los hidratos de cadena corta fermentables (FODMAPs) también se encuentran presente en cereales y granos son fermentados rápidamente por las bacterias que se encuentran en el colon (Reig-Otero et al., 2017).

  • Sensibilidad al glutamato monosódico E621: la sensibilidad alimentaria también puede presentarse debido a aditivos que se encuentran en alimentos procesados que consumimos, en este caso el glutamato monosódico es un potenciador del sabor. El glutamato se sintetiza de manera natural en nuestro organismo en tejidos como riñón, hígado, músculo esquelético y cerebro. Podemos digerirlo en forma de glutamato libre (L glutamato) o como glutamato monosódico, siendo el E621 el tipo más utilizado; sin embargo, al menos un 1% de la población mundial es sensible a este aditivo potenciador del sabor (Arilla, 2017).

¿Qué es intolerancia alimentaria?

La intolerancia alimentaria es una respuesta del organismo que no está mediada por el sistema inmunológico, causada por defectos enzimáticos en el sistema digestivo en donde ocurre una malabsorción del alimento al no contar con las enzimas ubicadas en la mucosa digestiva encargadas de digerir, lo que resulta en una serie de síntomas, en su mayoría, digestivos como estreñimiento o diarrea, hinchazón, náuseas, gases, digestiones pesadas, entro otros. También pueden ser causadas por el efecto de las aminas vasoactivas, como la histamina, presentes en algunos alimentos (Kirchhofer Cañellas, 2019).

Intolerancias alimentarias más comunes

  • Intolerancia a la fructosa: carbohidrato que se encuentra de forma natural en frutas, verduras, miel, y de forma añadida en alimentos y bebidas. La malabsorción de la fructosa es resultado de defectos en las enzimas que intervienen en procesos metabólicos: fructoquinasa, aldolasa B y fructosa-1,6-bifosfatasa (Cabezuelo Marín, 2019).

  • Intolerancia a la lactosa: disacárido compuesto por la unión de dos monosacáridos: glucosa y galactosa. Es de las más comunes y, probablemente, la más conocida, se estima que el 70% de la población puede padecerla. Esta se debe a una producción escasa de la enzima lactasa, encargada de romper el enlace glucosídico de la lactosa (Kirchhofer Cañellas, 2019).

  • Intolerancia al gluten: contenido en el trigo, la cebada y el centeno, el gluten es un conjunto de proteínas con un alto contenido del aminoácido prolina. Variaciones genéticas en los genes HLA-DQ2 y HLA-DQ8, los cuales son antígenos de histocompatibilidad que se encargan de que nuestro sistema inmune sepa diferenciar entre las sustancias dañinas y extrañas de nuestras propias células, nos dan a conocer si tenemos una susceptibilidad genética a presentar este padecimiento (Jiménez Ortega et al., 2016).

Diferencias entre sensibilidad y alergia alimentaria

  1. Las alergias pueden ser mortales, las sensibilidades e intolerancias no. Las reacciones alérgicas son mediadas por las inmunoglobulinas IgE al entrar en contacto con alérgenos, la reacción puede ser inmediata u ocurrir en un lapso de 2 horas. Entre los síntomas resultantes de esta reacción se encuentran urticaria, erupciones en la piel, hinchazón de la cara, vómitos, entre otros; en ocasiones, si no se trata a tiempo, una reacción alérgica puede progresar a estadios más severos como anafilaxia, su inicio es brusco y llega a ser mortal, ya que no solo se presenta la aparición de manifestaciones cutáneas, sino también a alteraciones cardiovasculares, respiratorios o gastrointestinales. Un shock anafiláctico se distingue de la anafilaxia, ya que se presenta una caída de la presión arterial, asfixia y pérdida del conocimiento (Kirchhofer Cañellas, 2019). Por otra parte, en una reacción por sensibilidad alimentaria, aunque es ocasionada por mediadores inflamatorios, los síntomas que se presentan son digestivos, migrañas, dolores musculares, cansancio, alteración del sueño, entre otros; síntomas que no tienen el potencial de ser mortales (Cáceres, 2019).

  2. Las pruebas para reconocer si se padece de una sensibilidad o alergia alimentaria utilizan de referencia anticuerpos diferentes. Estas pruebas se basan en la cuantificación de diferentes anticuerpos en sangre, en el caso de las alergias el anticuerpo de referencia es la inmunoglobulina E (IgE), normalmente los niveles de anticuerpos IgE son bajos, por lo que niveles altos son sinónimo de padecer de hipersensibilidad a un agente externo que nuestro organismo reconoce como peligroso, al unirse con el alérgeno los anticuerpos IgE provocan la liberación de mediadores inflamatorios contenidos en las células inmunitarias: mastocitos y basófilos (Anvari et al., 2019). Por el contrario, para determinar el padecimiento de una sensibilidad alimentaria se utiliza la inmunoglobulina G subtipo 4 (IgG4), ya que se observó que la tolerancia permanente a alérgenos se relaciona con el aumento de los niveles del anticuerpo IgG4 (Lavine, 2012).

  3. Como tratamiento se lleva a cabo la eliminación de los alimentos que generan una reacción adversa, sin embargo, existen algunas variaciones. En el caso de padecer una alergia alimentaria se debe tener cuidado de no consumirlos y de leer las especificaciones de otros productos aparentemente libres de estos, ya que pueden contener trazas de alérgenos al ser elaborados en el mismo lugar, en muchas ocasiones se prescriben autoinyectores de adrenalina como medicación de rescate, además, puede utilizarse la inmunoterapia oral, que consiste en administrar dosis crecientes del alérgeno hasta alcanzar la mayor dosis tolerada (Lozano Blasco et al., 2019). Ahora bien, en una sensibilidad alimentaria también se elimina de la dieta los alimentos a los que presentemos sensibilidad, posterior a esto, en caso de ser necesario se receta el uso de suplementos enzimáticos orales, la ingesta de nutrientes y probióticos inmunomoduladores, que permitan la reintegración a la dieta de los alimentos (Reig-Otero et al., 2016).

Conclusión

Autodiagnosticarse y decir que somos “alérgicos” o “intolerantes” a algún alimento resulta fácil, sin embargo, confundir síntomas de un padecimiento con otro es muy frecuente y podríamos empeorar un ligero padecimiento hasta llevarlo a uno más grave. Es por esto por lo que en caso de presentar una reacción adversa a los alimentos debe acudirse con profesionales de la salud, quienes harán un mejor diagnóstico siguiendo el procedimiento adecuado para su identificación, lo que nos permitirá ser conscientes de nuestra alimentación y, en algunos casos, volver a disfrutar plenamente de alimentos que pensamos no volveríamos a consumir sin provocarnos malestares.

Referencias

  • Anvari, S., Miller, J., Yeh, C. Y., & Davis, C. M. (2019). IgE-mediated food allergy. Clinical reviews in allergy & immunology, 57(2), 244-260.

  • Arilla, E. (2017). Glutamato monosódico, ¿por qué debemos limitar su consumo? Recuperado de: https://portalcomunicacion.uah.es/diario-digital/entrevista/ediglutamato-monosodico-por-que-debemos-limitar-su-consumo.html

  • Cabezuelo Marín, A. (2019). Intolerancias alimentarias: la intolerancia a la fructosa [Tesis de fin de grado]. Universidad Complutense.

  • Cáceres, O. (2019). Diferencias entre alergia, intolerancia y sensibilidad alimentaria. Recuperado de: https://www.shcmedical.es/diferencias-alergia-intolerancia-sensibilidad-alimentaria/

  • Jiménez Ortega, A. I., Martínez García, R. M., Quiles Blanco, M. J., Majid Abu Naji, J. A., & González Iglesias, M. J. (2016). Enfermedad celíaca y nuevas patologías relacionadas con el gluten. Nutrición Hospitalaria, 33, 44-48.

  • Kirchhofer Cañellas, P. (2019). Reacciones adversas a los alimentos: intolerancias versus alergias, aplicación de las técnicas moleculares para su diagnóstico y valoración de la utilidad clínica de los test de sensibilidad alimentaria [Tesis de fin de grado]. Universitat de les Illes Balears.

  • Lavine E. (2012). Blood testing for sensitivity, allergy or intolerance to food. CMAJ: Canadian Medical Association journal = journal de l'Association medicale canadienne, 184(6), 666–668. https://doi.org/10.1503/cmaj.110026

  • Lozano Blasco, J., Quevedo Teruel, S. J., & Piquer Gibert, M. (2019). Alergia a frutos secos. Alergia a legumbres y frutas. Alergia a pescados y mariscos. Protoc diagn ter pediatr; 2:237-58.

  • Reig-Otero, Y., Mañes, J., Manyes, I., & Font, L. (2017). Sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC): manejo nutricional de la enfermedad. Nutr Clin Diet Hosp, 37(1), 171-82.

  • van de Veen, W., & Akdis, M. (2016). Role of IgG4 in IgE-mediated allergic responses. Elsevier.

Anterior
Anterior

¿Qué significan las sensibilidades a alimentos?

Siguiente
Siguiente

¿Cuál es la diferencia entre nutrigenética y epigenética?